martes, 14 de agosto de 2012

La ruta del Ebro (GR-99).

Primer día. Fontibre - Villanueva de Nía (50 Km.)
Nos acompañó Iñaki con su bici chula, chula...y con ella fue capaz de ascender al monasterio de Montesclaros donde, por cierto llegó en primer lugar Marta, quien nos sorprendió a todos con su fantástica escapada.
Sol y buena temperatura, Manu rompió su freno trasero, pero lo solucionaron comprando uno nuevo en Aguilar de Campoo (Marta se encargó de la sustitución, supervisada por Alejandro, nuestro mecánico titular).




Segunda etapa: Villanueva de Nía - Pesquera de Ebro (60 Km.)
Salimos temprano de El cazador nos fuimos a desayunar a Polientes (no había nada abierto en el pueblo).
Seguimos junto al Ebro...y pinchamos. Abandonamos el GR en su paso por el cañón pues nos avisaron de que estaba impracticable, nos limitamos a hacer las fotos desde el mirador. Antonio se encontró con nosotros en Orbaneja del Castillo, un precioso pueblo donde insistímos en quedarnos a comer y mojarnos los piés, Eli no nos dejó que más edelante, que si no queda mucho para luego...Llegamos a Pesquera donde nos esperaba  la furgo, tomamos unas picas y nos fuimos al alojamiento. Hicimos noche en la casa rural de Bene y Goyo en Pesadas de Burgos,(pueblo donde vivió Eli de pequeño) la casa, al estar ocupada, nos alojaron en otra...que estaban preparando y por tanto...en obras, no fue el mejor alojamiento pero sí la mejor acogida y avituallamiento (llevar a Eli es lo que tiene).




Tercer día. Pesadas de Burgos - Trespaderne. 50 Km.
Después de un opíparo desayuno (por aquí hay que volver) emprendimos ruta camino Trespaderne.
La incidencia del día: Eli se cayó en la calzada romana, ¡Paversematao!, pero afortunadamente cayó de pié, como los gatos y salió airoso y entero del percance.Por la Merindad de Valdivieso el camino es estrecho y hay que estar atento a no salirse y marchar al río.
Al llegar al hotel Joseluís, nos fuimos en la furgo hasta la cascada de Pedrosa, estar tan cerca y no verla...




Cuarta etapa: Trespaderne -Miranda de Ebro, 60 Km.
Desayunamos en el mismo hotel de Trespaderne en el que nos alojamos y  seguimos el rio desde la carretera hasta alcanzar Frías (a través de los rastrojos). Junto al puente, antiguo fielato, emprendimos el GR-99, cómodo en principio, pero angosto por la exuberante vegetación después.
Alejandro llevó la camioneta hasta el Hotel Julia de Rivabellosa y vino a nuestro encuentro, pero se distrajo con unos rulos de paja...¡y se pasó 20 pueblos! (Llegó hasta Berberana, que bestia, poco más y se baja a Bilbao por Orduña). Mencionar aquí, la ayuda inestimable del Whatsapp para la comunicación entre el grupo sobre todo, a la hora de encontrarnos con el conductor, no estaría de más llevar también unos walkies para no tener que parar y leer los mensajes.
Presenciamos como el río se ensanchaba por momentos, hasta convertirse en embalse: El Sobrón, pasamos junto a la central nuclear Santa Mª de Garoña y paramos a comer en la zona de actividades al aire libre que hay junto a su dique de contención. Eliseo no nos dejó ni sestear junto al río, ni mojarnos los pies siquiera.
Pasamos Puentelarrá y entramos en Miranda...por la otra punta (casi por Santa Gadea del Cid) Eli quería que conociésemos...algún puente o algo así.
Visitamos el casco viejo, bebimos en su legendaria fuente, nos fotografiaron en su emblemático puente y llegamos a Rivabellosa bastantes cansados.
Luna y sus abuelos vinieron a recoger lo que quedaba de la muchacha después de venir pedaleando...¡desde Fontibre! (si es que cada vez que lo pienso...) Tomamos unas picas y nos despedimos de nuestra quinta componente del grupo (snif, snif...valiente, valiente, sin quejas, siempre con ánimo y una energía inagotable a la hora de subir, llanear o lo que fuera). Te esperamos para la segunda parte, Marta, eres formidable.
En el Julia había ¡un sillón de relax! una gozada para los esforzados de la ruta.
Eli nos llevó a conocer Miranda de Ebro, su pueblo y a sus amigos, nos invitaron a su peña y pasamos unos buenos ratos. Esa noche rompimos nuestra dieta y nos comimos unos Kebab ricos, ricos.




Quinto día: Miranda - Laguardia, 60 Km.
Nos levantamos pronto, por hacerle el gusto a Antonio, que siempre se queja de que salimos tarde, desayunamos en el mismo hotel Julia, desayuno que ya nos habían dejado preparado y Eli se fue con la furgo. Cogimos el camino junto al puente que une la ciudad con su casco viejo, ancho y bien acondicionado, pero el tiempo amenazaba lluvia y nos detuvimos a tomar un café (a ver qué pasa). Tras comprobar que sólo eran unas gotas, seguimos ruta. El paisaje comenzaba a cambiar a cada curva, cruzamos a la Rioja por el collado de San Cristóbal exigente en la subida y peligroso en el descenso (Alejandro disfrutó como un crío). Aquí el campo cambió de repente, desaparecieron los trigos y aparecieron las vides. Nada mas llegar al Portal de la Rioja, empezó a llover y nos tuvimos que refugiar en Briñas, aprovechando que era hora, nos quedamos a comer en un asador de postín el Ayala (de esos que no sales sin soltar 20€). llamamos a Eli parque nos recogiera, pues la lluvia había llegado para quedarse. Subimos jinetes y monturas y nos fuimos a Laguardia, donde teníamos reserva en el Hotel Marixa. Nada más llegar...¡Sorpresa! nos traen unas cervezas con jamón del bueno " de parte de Marta" dijo el camarero...¡Qué detallazo!.
Después de quitarnos el traje de romano, asearnos y algunos dormir un rato, mientras Alejandro y yo conocíamos el pueblo (muy bonito y pintoresco, por cierto) subimos en la furgo y nos fuimos hasta Logroño al Eroski, para cenar y ver una peli: Prometheus.


Sexta etapa: Laguardia - Lodosa, 70 Km.
Nos despedimos del Marixa con un desayuno fantástico, nos subimos a las bicis y nos fuimos a Elciego, pasamos junto a la bodega de Marqués de Riscal (diseño del arquitecto Gehry) y enseguida cogimos el camino del rio. Nos despistamos un poco en La Puebla de la Barca, pero como preguntando se va a Roma...retomamos el camino, vimos los restos del puente romano de Mantible y paramos en Oyón a tomar las kikas.
Pasamos junto a las más afamadas bodegas del mundo mundial y vimos las mejores frutas del universo, es increíble la frondosidad de las huertas de esta vega...regada por el Ebro.
Comimos en Mendavia, tras encontrarnos con Antonio y seguimos hasta Lodosa (no sin pinchar antes Alejandro, la bici de Antonio).
Nos alojamos en el Hostal Marzo, cenamos allí mismo, pues no había mucho donde elegir, los mayores se echaron a descansar y Alejandro y yo...a tomar algo tras la cena (2 horas de risas, recordando anécdotas de la ruta).


Séptimo día: Lodosa - Arnedo, 60 Km.
Hoy es el último, aquí nos volvemos, por eso decidimos acabar en Arnedo, comprando en su polígono de calzados (fundamentalmente), comer y regresar. Decidimos que el balneario de Arnedillo era un poco caro (24 €) y que podíamos ir al Aldai de Astillero del que teníamos pases...y nos salía gratis.
Comimos, compramos... y a casita, con la promesa de volver aquí para retomar el GR 99 y seguir hasta el Mediterraneo.